En las fábulas Fauno aparece como el tercero de los reyes del Lacio, hijo de Pico, nieto de Saturno, y padre de Latino con la ninfa Marica (que también era a veces su madre). Como sus dos predecesores, Fauno había promovido la agricultura y la cría de ganado entre sus súbditos, y también se distinguió como cazador. Igualmente, se creía que en su reinado el arcadio Evandro y Heracles llegaron al Lacio.
Fauno desempeña un papel muy prominente en la historia mítica del Lacio, pues, con independencia de lo que hizo por la agricultura, era considerado uno de los grandes fundadores de la religión del país, por lo que Lactancio le sitúa a la altura de Numa Pompilio. Tras su muerte fue elevado a la posición de deidad tutelar del país, por sus muchos servicios a la agricultura y la ganadería.
Existe la tradición de que Numa, mediante una estratagema, obligó a Pico y a su hijo Fauno a revelarle el secreto de invocar el relámpago desde el cielo y de purificar las cosas golpeándolas con el rayo.
Existe la tradición de que Numa, mediante una estratagema, obligó a Pico y a su hijo Fauno a revelarle el secreto de invocar el relámpago desde el cielo y de purificar las cosas golpeándolas con el rayo.
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